Oración del maestro


Hoy es un nuevo día que me regalas para cumplir
la misión que me has encomendado, de ser Maestro
como Tu lo has sido.

Veo la realidad del mundo de hoy que se consume
en la guerra, el odio, la violencia, el hambre y la injusticia.

Muchos de los que construyen esa dura realidad,
son hombres y mujeres con altos cargos, muchos
estudios, seres humanos que pasaron algún día por manos de maestros.

Tu no enseñaste teoría, sino vida porque tus
Palabras, estaban cargadas de Amor y paz.

Por tus manos pasaron diferentes clases de mentes,
que poco a poco fuiste transformando, sembrando
en ellas la semilla de tu Evangelio la cual defendieron con su propia vida.

Dame responsabilidad para preparar mis clases a
conciencia, sabiendo que más que contenidos, quiero enseñar vida.

Dame sabiduría para aprender a leer el corazón y la
mente de mis niños, descubrir sus sueños y
sentimientos, para lograr llegar a ellos y regalarles
una buena dosis de esperanza y paz.

Dame sensibilidad para comprender sus luchas,
los conflictos que enfrentan día a día para brindarles
mi apoyo y así no caer en el error de ser una
máquina que imprime conocimientos sin
sentimientos o tal vez no pagar con ellos mis malos momentos.

Quiero ser su fabricante de sueños aquel que los
motive a hacer realidad todo lo que anhelan alcanzar.

No quiero enseñar por enseñar. no quiero ser
maestro porque no hay más en lo que pueda trabajar

No quiero hacer de mi salón de clases, una fábrica
de monstruos educadísimos, con mentes brillantes y sin corazón.

No quiero despertar en ellos temor, solo quiero que
confíen en mí y me abran su corazón.
Haz que no olvide que cada uno de ellos es barro
blando que toma forma en mis manos.
Por lo tanto es mi responsabilidad la obra que haga
de ellos Sé que en los niños y jóvenes que eduque
hoy, está la esperanza de un mundo mejor.

Quiero impartir una educación capaz de liberar de
romper las cadenas que les impiden hacer sus sueños realidad.

Quiero que mis estudiantes aprendan a escribir su
propia vida a sumar sus bendiciones, a restar las
limitaciones, y así poder multiplicar sus dones, para
dividirlos entre quienes les rodean.

Sé que no soy el Maestro de Maestros como tu lo
has sido solo quiero seguir tus pasos, enseñar vida y amor.

Sé que cometo errores, que no soy perfecto, por eso
te pido que me ayudes a ser cada día mejor, para
lograr llevar a todos tu mensaje de liberación.

Gracias por llamarme a seguir esta vocación
Gracias por pensar en mí para transformar mentes y
corazones, y lograr hacer de éste, un mundo más humano y mejor.

Jesús, Maestro de Maestros, enséñame a ser como Tu.

AMEN



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