Jueves Santo


La Última Cena, que conmemoramos el Jueves Santo, es un momento de profunda intimidad y enseñanza en la vida de Jesús y sus discípulos. Es un recordatorio de su amor incondicional y su deseo de compartir con nosotros la comunión y la verdad.

En la Última Cena, Jesús instituyó la Eucaristía, un acto sagrado donde partió el pan y compartió el vino con sus discípulos, instándoles a hacer esto en su memoria. Este gesto simboliza su presencia continua entre nosotros y su sacrificio por nuestra salvación.

Además, en este evento, Jesús lavó los pies de sus discípulos, mostrando un ejemplo poderoso de humildad y servicio. Nos enseña que el verdadero liderazgo radica en el servicio amoroso a los demás, y nos desafía a seguir su ejemplo en nuestras propias vidas.

El Jueves Santo nos invita a reflexionar sobre el amor sacrificial de Jesús y su llamado a amarnos los unos a los otros como él nos ha amado. Nos recuerda la importancia de la comunión con Dios y con nuestros hermanos y hermanas en la fe.

Es un recordatorio de que, incluso en medio de la traición y el sufrimiento que vendrían después, Jesús permaneció fiel a su misión de amor y redención. Nos desafía a vivir nuestras vidas en respuesta a su amor, buscando la unidad y la paz entre nosotros y compartiendo su amor con el mundo que nos rodea.



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