En ciertos momentos de nuestra existencia, podemos sentirnos desprovistos de proyectos, ilusiones y emociones, pero así como una planta puede florecer en la soledad del desierto, también podemos encontrar la manera de dar frutos en nuestra vida, incluso cuando nos cerramos a esta posibilidad.
Las grietas en nuestros corazones jamás sanarán si no permitimos que fluya el «agua de la vida», manifestada a través del amor hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Por lo tanto, nunca consideres nada como perdido. No te desanimes cuando sientas sequedad en tu alma, porque siempre hay una presencia divina a tu lado, ofreciendo su amor misericordioso capaz de hacer posible lo que parece imposible.
Encar
www.reflejosdeluz.net