Día Mundial del Agua | 22 marzo


“Alabado seas mi Señor por la Hermana Agua, la cual es muy útil, y humilde y preciosa.”

Así como San Francisco oró lleno de gratitud por la Hermana Agua, así nosotros oramos agradecidos por su generosidad para sostener la vida.

Oh agua, en tu misteriosa belleza haces florecer al desierto.

Una minúscula gota, reunida con miles de gotas,
riega las semillas y las futuras cosechas para alimentarnos nosotros y todas las criaturas.

Una minúscula gota multiplicada,
sacia nuestra ardiente sed.

Más de tres cuartas partes de nuestros cuerpos,
como el cuerpo de la tierra, es agua.
Somos gente de agua.
Somos un planeta de agua.

Oh Dios compasivo,
que con tu divino soplo sobre las aguas creaste cuanto existe,
te pedimos perdón por nuestro uso negligente del agua,
por nuestras actitudes que no la respetan y la contaminan,
y te suplicamos nos concedas sabiduría para conservarla y cuidarla.

En este tiempo de sequías,
así como esperamos y buscamos el regalo de la lluvia sobre la tierra,
esperamos también la lluvia de la gracia sobre nuestras almas.

Ven en nuestra ayuda y
libéranos del odio, la codicia, el temor,
y nuestra falta de amor hacia tus dones sobre la tierra.
Transfórmanos en ríos de agua viva,
de modo que a nuestro paso reverdezca la vida,
la esperanza y el amor por la tierra y por todas las personas.

Todo esto te lo pedimos a ti,
Dios Creador, fuente de la Gracia,
por Jesucristo, Palabra Eterna,
y el Espíritu, Manantial de Sabiduría. AMÉN.

Joan Brown, OFS, Servicio Ecológico en la Oficina de Justicia Social, Arquidiócesis de Santa Fe



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