Emprender contigo el camino de la cruz


Seguirte, Señor, es emprender contigo el camino de la cruz.

Confiarse en Dios, abandonarse en él, ser fiel hasta en lo más difícil.

Seguirte, Señor, es aprender a caminar al lado de María la senda que nos marcaste.

Es descubrir que todo en la vida puede ser fuente de amor, aún los problemas y caídas, si sabemos mirarlo todo con ojos de esperanza.

Seguirte, Señor, es comenzar a dar la vida como Tú, para que otros vivan más y mejor.

Seguirte, Señor, es dejarse transformar para ser fieles a tu Palabra y vivir siguiendo tus pasos.

Señor, me pongo en tu presencia.

Aquí estoy para emprender contigo el camino que conduce al Reino.

Ayúdame a recorrerlo sirviendo y dando lo mejor de mi vida por los demás. Como Tú lo hiciste.

Que así sea, Señor de la Vida.



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