Perseguir nuestro objetivo


Los objetivos personales son las metas que nos proponemos en la vida con el fin de alcanzar lo que deseamos obtener y lograr nuestro desarrollo integral.

Es importante que los objetivos que nos planteamos sean realistas y estén en sintonía con nuestras capacidades, evitando así sumergirnos en un sentimiento de impotencia y culpabilidad al no lograrlos.

Es fundamental también aceptar nuestro propio ritmo, reconocer nuestras posibilidades y evitar distraernos con metas que no reflejen genuinamente nuestras aspiraciones, sino que sean impuestas por influencias externas.

Cada persona es única; lo que una considera positivo, otra puede percibirlo como negativo, y lo que resulta sencillo para mí puede ser un desafío para otro.

Es esencial no compararnos ni desear alcanzar los objetivos de otras personas, sino valorarnos por lo que somos. Agradecer a la vida y a Dios por las oportunidades que se nos presentan es una actitud que fortalece nuestro sentido de gratitud.

En este sentido, existe un objetivo universal que puede unir a toda la humanidad: el AMOR. Sorprendentemente, todos podemos cultivar el amor mediante la práctica de la aceptación, el respeto y la valoración mutua.

Para aquellos que profesamos nuestra fe, el amor se manifiesta como el modelo representado por Jesús de Nazaret. Este objetivo está al alcance de todos, ya que, a pesar de nuestras imperfecciones y virtudes, perseguir esta meta nos engrandece cada día y nos acerca a la plenitud de nuestra humanidad.

Encar
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