Sin embargo, cuando ponemos nuestro corazón en Jesús, todo cambia. Cambió para los discípulos de Jesús que, tras responder a la invitación de ver dónde vivía el Maestro, se quedaron con él. Cambió para el grupo de discípulos que dejaron todo lo que hasta ese momento más apreciaban (su trabajo, su familia…) con el fin de seguir a su futuro Señor. Cambió para los pecadores que fueron sanados y volvieron a sus hogares con el corazón convertido y lleno del amor. También durante muchos años ha cambiado la vida de muchas personas que se han encontrado con él y le han preguntado como el joven rico: «¿Qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?».
www.reflejosdeluz.net