Hablar de la vida de los demás


Con frecuencia, nos sumergimos en las vidas ajenas con sorprendente facilidad, sin detenernos a considerar si nuestras palabras pueden herir, ya sea de forma directa o indirecta. ¿Quizás creemos que nuestras acciones son impecables, otorgándonos así el poder de comentar o criticar las elecciones de los demás?

La vida ejemplar es una utopía inalcanzable; todos nos esforzamos por hacer lo mejor posible con los recursos y conocimientos de los que disponemos. Cuando nuestra mirada carece de claridad, limitamos nuestra visión a lo superficial, interpretando las acciones de los demás a través de nuestros propios filtros: formación, cultura, intereses y preferencias.

En ocasiones, perdonamos un mismo acto cuando es llevado a cabo por una persona y lo condenamos cuando lo realiza otra. Esto se debe a que no juzgamos el acto en sí, sino nuestra relación con las personas involucradas.

Jesús, en cambio, ofreció un verdadero ejemplo de vida. Predicó con sus acciones, testimonios y hechos. Perdonó a aquellos que lo crucificaron, se acercó a los que desconfiaban de él y entregó su vida para brindarnos la nuestra. A pesar de poseer una vida ejemplar, nunca se entregó a la crítica. Más bien, optó por predicar desde el ejemplo y la compasión.

Encar
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